Nos
dejamos el alma, las manos y el tiempo en cosas que damos por sentado que tendrán
una recompensa. Tal vez, económica, material, sentimental, un mero abrazo, un beso o puede que una simple sonrisa.
Ponemos
el corazón a un lado de la báscula y equilibramos su peso con ganas y prisas,
con expectativas y emociones y damos por
sentado que el resultado el que sería para nosotros.
Cambiamos
el sentido de las palabras y le damos de hostias al diccionario para que un ‘’imposible’’
sea un ‘’posible’’, para que un ‘’vas justo’’ se convierta en un ‘’vas sobrado’’
y nos mofamos del tiempo, de la duda y de las manecillas del reloj.
Nos
regodeamos pensando en su cara, en su primera mirada, en cuando sus ojos te
encuentren con una media sonrisa y un gesto de aprobación dudosa. Damos por
hecho que será al menos la mitad de perfecto que como lo tenemos construido en
nuestro mundo paralelo donde no hay pensión completa para los imprevistos, para
los malos momentos, para los lugares incorrecto ni los fallos.
Todo
está medido, todo será perfecto porque no puede ser de otra forma.
Y,
entonces, en tu mundo paralelo estalla el big bang y con la explosión tus manos
se queman, el alma se encoje y el tiempo se para en la derrota. El corazón se
deshidrata, las prisas huyen, las ganas se esconden, las expectativas se
convierten en mito, las emociones juegan al escondite. El diccionario se ríe de
nosotros mientras nos grita: ''conmigo no se juega''; las dudas y las manecillas se
alían en tu contra y devuelven el boomerang que les has mandado.
Y después
del humo, de la confusión, del estallido, volvemos al mundo del que nunca nos
movimos. Nada está medido, nada es perfecto, nada puede hacer que otro sienta
recibiendo lo que, con o sin corazón, ofreces; nada es preciso, nada es oportuno
a nuestro antojo, nada es nada, pues no se trata de los ojos con los que tú lo
viste, sino con los que él lo recibió.
No se trata de haber perdido, sino de no haber ganado; no se trata de haberlo echo mal, sino de no haber acertado; no se trata de sentido, sino de sentimiento.