Te sonríe, te enfurece, te zarandea y vuelve a por ti.
A menudo te sostiene y en ocasiones te deja caer.
Cada paso lleva a otro, cada camino es un nuevo reto, cada
día es otro día…
Eso es vivir, eso es la vida.
Y una mañana, así, sin más, te devuelve al pasado y lo
convierte en presente.
La misma gente pero diferentes personas, las mismas bocas
con diferentes sonrisas, los mismos
ojos en diferentes miradas.
No sabes si será bueno o malo, si eres valiente o tal vez de
los que se dejan llevar.
Te tiemblan las manos y a su vez te sientes en casa….y solo
tienes dos caminos: dejar pasar el momento o darte la oportunidad de redimirte
por aquello que hoy está, pero habías olvidado.
Nunca has sido cobarde aunque en ocasiones hubieses querido
serlo.
Nadie dijo nunca que fuese tan sencillo saber quien hay
detrás de nuestras vidas.
Solo un abrazo te lleva al momento clave…al instante en que
descubriste que la esencia no se crea; EXISTE.
Y a pesar de las idas, las venidas y los giros, lo que somos
nunca cambia.
Podemos tener más, ser menos, estar tristes u ofendidos,
pero la esencia no varía.
Y un buen día, la vida te reta y tú aceptas el pulso y te
hace darle las gracias por llevarte al punto de partida.
Y una vez allí te das cuenta de que existen personas de las
que puedes olvidar su voz, su cara y su pasado….pero nunca podrás olvidar
quienes son, pues aunque no recuerdes lo que fueron, nunca dejaron de ser parte
de ti.
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