Hay momentos en los que las circunstancias nos hacen bajar la voz e incluso llegar a callarnos.
Hay circunstancias que nos obligan a no poder expresarnos, dejando una espina enquistada en alguna parte de nosotros que molesta, pero no llega nunca a doler.
Hay obligaciones que aceleran en exceso el ritmo de vida y nos hacen dejar a medias cosas que sí son importantes.
Frenar...es lo que desde hoy voy a hacer. Frenar para que ni las obligaciones, ni las circunstancias, ni los momentos fugaces hagan que baje la voz, que no me exprese, que no diga lo que para mí y, tal vez, para alguien, es importante.
Frenar para darle importancia a lo que la tiene y en ocasiones descuidamos: el poso; MI POSO.
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